05 septiembre 2005

Islas Granadinas - Canouan




San Vicente y las Granadinas


Son un pequeño estado del Caribe Oriental que consta de 30 islas, islotes y cayos, con una superficie total de 345 km2.

Las islas son parte del archipiélago de Barlovento de las Antillas Menores.

San Vicente, donde residen 91% de los 111.638 habitantes del país (estimación de 1999) es la isla más extensa; 44% residen en comunidades urbanas y suburbanas.

Las Granadinas comprenden las islas inhabitadas de Bequia, Mustique, Myreau, Canouan, Union Island y Palm Island.

San Vicente está unida a las Granadinas por medios de transporte marítimo y terrestre, con atracaderos en todas las islas inhabitadas de las Granadinas y aeropuertos en cuatro islas.

El país tiene clima tropical, con una temperatura media de 24 a 33ºC y es vulnerable a huracanes, tormentas tropicales, erupciones volcánicas y terremotos.

San Vicente y las Granadinas se independizaron de Gran Bretaña en 1979. Se rigen por una democracia parlamentaria al estilo de Westminster y se celebran elecciones cada cinco años.

Demografía: En 1999, la población comprendía 55.931 mujeres y 55.707 hombres.
La población menor de 15 años representó 37% de la población y el grupo mayor de 65 años, alrededor de 6,5%.

Las Islas Granadinas
De una belleza natural impresionante, las Islas Granadinas están situadas sobre el banco homónimo, a unos 120 km entre Granada y San Vicente, en el mar Caribe.

Casi la mitad de las islas están habitadas permanentemente, tres de ellas son enclaves turísticos y la mayoría de las restantes suelen ser visitadas por embarcaciones de recreo y pescadores.

Toda la región de las Granadinas destaca por sus bellos paisajes, sus espectaculares playas y la diversidad de sus hábitats marinos.

Todas las islas tienen gran variedad de arrecifes de barrera, de franja y formaciones de pináculos, y en el banco abundan las agrupaciones de arrecifes de litoral.

Relacionados con los arrecifes, existen hábitats de sargazos y lagunas, así como zonas de extensos manglares
.Cada vez hay más opiniones a favor de que toda la región sea declarada Patrimonio Natural de la Humanidad.

Medios de vida en las Granadinas
Las actividades relacionadas con el mar constituyen el pilar de la economía de las Granadinas.

El turismo es una de las principales fuentes de empleo y el desarrollo turístico está experimentando un crecimiento rápido.

Centros turísticos, hoteles, pensiones, restaurantes, empresas de submarinismo, operadores de cruceros de un día o más de duración, la artesanía y los comercios proporcionan el sustento a muchos de sus habitantes.
La pesca es la otra fuente principal de empleo en la zona y ha sido tradicionalmente el origen de las exportaciones hacia otras islas vecinas.

Aduana y documentación
Pasaporte en vigor, billete de salida y fondos suficientes. No se requiere de visado para las estancias que no superen los 90 días. Existe una tasa de salida de aeropuerto.

Clima
Clima tropical moderado con temperaturas cálidas que oscilan alrededor de los 26 grados centígrados. La temporada de lluvias se extiende de los meses de mayo a noviembre, bajo la forma de aguaceros tropicales, breves e intensos.

Diferencia horaria
Cuatro horas menos con respecto al GMT, cinco horas menos con respecto a España.

Idiomas hablados
El idioma oficial es el inglés. También se habla el inglés criollo y el hindi.

Electricidad
La corriente eléctrica es de 220/240 voltios a 50 Hz.

Moneda y cambio de divisas
La moneda oficial es el Dólar del Caribe Oriental XCD. Un XCD equivale a 100 centavos. Existen monedas de 1, 5, 10 y 25 centavos y de 1 dólar. Billetes de 1, 2, 5, 10, 20 y 100 dólares. Los cambios se pueden realizar en los hoteles, restaurantes y casas de cambio, así como en el mismo aeropuerto.

Religión
Protestantes en un 56 por ciento, católicos en un 19 por ciento y otras en un 25 por ciento.

Horario comercial
Las tiendas abren de lunes a viernes de 8.00 a 12.00 h. y de 13.00 a 16.00 h. Los sábados abren por la mañana. Los bancos abren de lunes a jueves de 8 de la mañana a 12.00 h. o 13.00 h. Los viernes de 14.00 a 17.00 h. El banco del aeropuerto abre de lunes a sábado de 7.00 a 17.00 h.

Correos y teléfonos
Los servicios de comunicaciones desde las islas son directos y automáticos. Para llamar a San Vicente y Las Granadinas desde España hay que marcar 00-1 - 809 seguido del número de abonado -no existen prefijo de ciudades-. Para llamar a España desde San Vicente y Las Granadinas hay que marcar 011-34, seguido del prefijo provincial y del número de abonado. El teléfono para información internacional en las islas es el 115.

Estilo de vida

Al igual que en todas las islas del Caribe, en San Vicente y Las Granadinas conviven diferentes razas y culturas, inevitable herencia del colonialismo de los siglos pasados.
Españoles, franceses, británicos, holandeses y, sobre todo, los esclavos africanos han dejado su huella allí por donde han pasado.
Es preciso señalar que la población negra es mayoritaria en muchas de las islas, consecuencia del desmesurado tráfico de esclavos que llevó a millones de africanos hasta estos territorios.
Con su llegada nació la sociedad criolla, asentada sobre el cultivo de grandes plantaciones y en el trabajo de los negros.
La música y las danzas populares son elementos fundamentales y cotidianos. Los ritmos y melodías han sabido captar las condiciones históricas de Las Granadinas, plasmando en los diferentes ritmos una propuesta innovadora.
La música y las danzas africanas desembarcaron en las islas del Caribe con los esclavos negros que llegaron del continente austral, sobre todo de Ghana, Alta Guinea y la Yoruba Nigeriana.

Al igual que en el resto de las islas del Caribe, el Carnaval es, sin duda alguna, la fiesta por excelencia. Todo el mundo participa en estas fiestas y las calles se llenan de gente, desfiles, disfraces, máscaras, bailes, música y fuegos artificiales. La preparación del Carnaval comienza en Año Nuevo, cuando los locales elaboran con esmero y cuidado los trajes y canciones que, durante unos días, alegrarán la tranquila vida del lugar.



Arte y cultura

En las islas se puede encontrar interesante artesanía, especialmente las trabajos creados con lo que el mar proporciona, así como diversas pinturas de gran colorido.
Durante los siglos XVII y XVIII, el tráfico de esclavos supuso la llegada de millones de africanos a las islas caribeñas, muchas de las cuales son hoy países negros o mulatos, que han conservado muchos elementos culturales originarios de su continente de procedencia.
En cuanto a las manifestaciones artísticas, la gran mayoría de las islas caribeñas han conservado las técnicas de la artesanía tradicional, destacando la metalistería de chapa -para lo que se emplean bidones inservibles-, la cestería -fundamentalmente con hojas de cocotero y de platanero- y la elaboración de cuencos de barro pintados a mano y de gran colorido.
También se trabaja el cuero, el ámbar y la madera.

Historia
Hace por lo menos 4.300 años habitaban estas islas los Ciboney. Se cree que fueron los primeros pobladores de las islas. Posteriormente se apoderaron de estas tierras los indios Arawak una vez expulsados los anteriores. Finalmente llegaron los Caribes y se asentaron despidiendo a los Arawak. En el año 1719 fueron llegando las islas barcos franceses e ingleses que disputaron violentamente por la obtención del territorio. Finalmente las tierras quedaron para la Corona Británica después del Tratado de Versalles.
Ya en este siglo San Vicente y Las Granadinas se independizan de Gran Bretaña y eligen a su primer presidente James Mitchell


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RELATO DE UN VIAJE A GRANADINAS

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Canouan, St Vincent & Grenadines
Un sueño tan relajante y bello que no parece verdadero, cientos de palmeras, la luz más azul del Caribe, detalles de un lujo que no escandaliza, construcción exquisita, colorido atrevido pero muy elegante, eso es lo que se puede encontrar en la remota isla de Canouan.

La vegetación de estas islas casi vírgenes llega a introducirse en el mar.

Las avionetas son prácticamente el único medio de transporte para llegar a la isla
Descubrimos un Caribe azul, azul... sobrevolando, a muy poca altura, las pequeñas islas e islotes a cuál más lindo y, finalmente, admiramos la isla de Canouan, tan pequeña, tan cuidada, tan deseada y tan Caribe.

Pensaba que, después de quince años viajando al Caribe, ya tenía un conocimiento amplio de las Antillas, pero desconocía que en un lugar tan pequeño como la isla de Canouan se podía encontrar el paraíso.
Pasar unos días en la isla de Canouan es algo verdaderamente inolvidable, no solamente por el pequeño paraíso (tan ansiado por los occidentales) que supone el poder viajar al Caribe, sino por las sorpresas que depara su estancia, y no digamos las peripecias que hay que vivir hasta llegar.
Hoy por hoy, las únicas posibilidades para viajar hasta las Antillas Orientales es desde París (vía Martinica), o desde Londres (vía Saint Vincent, Barbados o Granada).
Por cercanía, pensamos que viajar a París sería lo más apropiado, haciendo una escala en Martinica, y desde allí dirigirnos en un pequeño avión hasta Canouan, en mitad del archipiélago de las Granadinas.

Hay que tener en cuenta que un exceso de confianza por mi parte me hizo pensar que cuando llegásemos a Martinica "alguien" nos estaría esperando para llevarnos a nuestro verdadero destino, pero no fue así. Por lo tanto después de un primer vuelo desde Madrid a París, y un segundo vuelo hasta Martinica, nos encontrábamos en un aeropuerto desconocido a las nueve de la noche hora local y mirando desesperadamente a que alguien, con una bella sonrisa, portara un cartelito con mi apellido "Sr. Díaz-Maroto".

En una primera y rápida observación no descubrí nada, pero la intuición me decía que estaría cerca. Al pasar los primeros minutos sin que nadie portara el ansiado cartelito, la intuición se transformó en preocupación, y a la media hora estábamos en el mostrador de la oficina de turismo de Martinica, buscando el hotel más cercano para pasar la noche.
Ya habíamos descubierto qué debíamos hacer (al día siguiente) para llegar a Canouan. Muy preocupados por el imprevisto y de manera rápida tomamos un taxi-furgoneta y nos dirigimos al Hotel Airport.
El cansancio pudo con nosotros y pasamos nuestra primera noche en Martinica en un suspiro. A las seis y cuarto de la mañana me dirigí a la recepción del hotel para reservar los vuelos hacia Saint Vincent, descubriendo con pena que el primero partía a las cuatro de la tarde (segundo imprevisto). Con carácter latino, es decir, improvisando sobre la marcha, nos decidimos a visitar de manera rápida una parte de Martinica para pasar un tiempo precioso que debíamos haber utilizado en visitar nuestro lugar de destino, pero los viajes traen estas cosas.
Nuevamente en el aeropuerto. Sin problemas y en hora, partíamos hacia Saint Vincent, pero en ese momento descubrimos que, como antes de aterrizar en Saint Vincent hacía una escala en Barbados, llegaríamos de noche y sería imposible viajar a Canouan, ya que las avionetas que hacen el trayecto entre las islas de Las Granadinas no realizan vuelos nocturnos.
El desaliento hacía nuevamente presa de nosotros. Otra vez llegábamos a un lugar desconocido, otra vez tendríamos que buscar un hotel cerca del aeropuerto y otra vez estaríamos perdidos en una isla distinta de Canouan, que era nuestro verdadero destino.
El viaje estaba resultando ya pesado, la estancia en tránsito de Barbados se hacía eterna, pero por fin llegamos a Saint Vincent.
Esta vez sin titubeos nos dirigimos a la ventanilla de Turismo y rápidamente nos informaron de los horarios para el primer vuelo a Canouan (7:00 a.m.) y del hotel más cercano.
En esta ocasión, nuestro alojamiento estaba francamente cerca. Nos pudimos dirigir andando a los "Apartamentos Adanns", desde cuyas ventanas veíamos salir los aviones. Gracias a Dios que el tráfico nocturno no existía y pudimos dormir tranquilos.
Al amanecer teníamos que estar nuevamente en una salita de embarque. Cuando por fin tuvimos en nuestro poder los pasajes para Canouan nos dimos cuenta de que ya nos encontrábamos muy cerca de alcanzar el viaje que habíamos soñado desde el momento de nuestra partida de Madrid.
El vuelo desde Saint Vincent a Canouan fue inolvidable para nosotros, en una avioneta amarilla de diez plazas, volando sobre un Caribe azul, azul...
Volábamos a una altitud muy baja, desconocida en los vuelos comerciales, sobre pequeñas islas e islotes a cual más lindo y ya casi visualizábamos en el horizonte un destino que se nos resistía desde hacía tres días. Al fin, la isla de Canouan estaba bajo nuestros pies, tan pequeña, tan cuidada, tan deseada y tan Caribe.
Una vez que aterrizamos en el pequeño y caprichoso aeropuerto de Canouan pudimos comprender que estábamos en el único, auténtico y exclusivo lujo del Caribe.

Mis viajes al Caribe comienzan hace quince años. En este largo período he cruzado el Atlántico en veinticinco ocasiones, he visitado muchos países, y he recorrido varias islas, por lo que pensaba que tenía un conocimiento amplio de las Antillas, pero desconocía que en un lugar tan pequeño como la isla de Canouan podía encontrar el paraíso.
Entre la reducida oferta hotelera de esta isla, uno de los lugares más impresionantes que demuestran el lujo y el privilegio de estar en este bello rincón del Caribe es The Carenage Bay.
Se trata de ese lugar idílico que siempre hemos soñado y, sin saberlo, descubrimos que lo que formaba parte de nuestros agradables sueños existe.
Un lugar lo suficientemente grande como para no sentir agobios, pero lo suficientemente pequeño como para utilizar un coche eléctrico (idéntico a los utilizados en los campos de golf) en todos nuestros desplazamientos, además de la ventaja que supone el que sea eléctrico y por lo tanto, no contaminante.
Más que un hotel corriente, más que un conglomerado de apartamentos, es un lugar diferente, una pequeña ciudad de la tranquilidad.
En efecto, la isla de Canouan, pese a lo recóndito y lo aparentemente inaccesible del lugar, tiene todo lo que se puede desear para disfrutar de unas vacaciones exclusivas: fabulosas playas, fascinantes piscinas, la posibilidad de practicar deportes náuticos, gimnasios, campo de golf, casino, tiendas, restaurantes de lujo, club social, pizzerías, pub, oficinas con los servicios más modernos, y sobre todo esa tranquilidad que pensamos que existe pero que no conocemos.

Otro de los hoteles de la isla, el Tamarind Beach Hotel, fue hasta la inauguración del Carenage Bay, el mayor de los complejos hoteleros de Las Granadinas con sus 42 habitaciones con vistas al mar. Retirado, tranquilo y relajante, estratégicamente situado entre una colina y la línea del mar, este resort ofrece de nuevo ese cálido paraíso donde uno se puede sentir privilegiado.
Desde sus habitaciones se puede ver la bahía azul. Y además de sus instalaciones de lujo, es posible disfrutar de su propio muelle privado para yates, así como de los programas de entretenimiento semanal y toda clase de deportes acuáticos, como vela o sorkeling.

Un atractivo más lo tienen los viajes que organiza hacia el Parque Marítimo Nacional de los Cayos de Tobago, unos islotes cercanos, que no pertenecen al Estado de Trinidad y Tobago, sino a Las Granadinas.

La odisea había merecido la pena, el esfuerzo fue de sobra recompensado y los días de estancia no serán olvidados con facilidad.
Los atardeceres desde lo alto de la pequeña ciudad quedaron grabados en nuestra retina y la balconada del casino nos recordará al lugar más tranquilo de los días vividos en Canouan. La vuelta fue mucho más tranquila, aunque volvimos a realizar una larga escala en Barbados, pero todo en una misma jornada. Atrás quedaba el dulce recuerdo del lugar más privilegiado y exclusivo que tiene el Caribe, en la isla de Canouan.

Un exceso de confianza hizo que el viaje hasta Canouan fuese tan largo y, a la vez, divertido. Pero se puede viajar en una sola jornada, teniendo la información necesaria antes de partir.
El camino más corto es el siguiente: vuelo regular desde París a Martinica y vuelo desde Martinica a Canouan (una vez por semana). Segunda posibilidad: vuelo regular desde Londres a Barbados y desde Barbados a Saint Vincent y en avioneta a Canouan.




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