24 agosto 2005

MORELIA y PATZCUARO - México




MORELIA


Fueron los matlalzincas quienes poblaron, durante el siglo XIV ó XV, el valle de Guayangareo, actual Morelia, con el consentimiento de un cazonci purépecha.


No se sabe, a ciencia cierta, la fecha de su llegada ni quién les concedió este territorio; sin embargo, algunos historiadores coinciden en que se les otorgó como recompensa, por haber participado en la defensa del Imperio Purépecha durante la invasión de los tecos de Jalisco.

Ya instalados en este valle, cuyo nombre significa loma chata y alargada, los matlalzincas recibieron el nombre de pirindas, o sea los de enmedio, por la ubicación del lugar, al cual ellos llamaron Patzinyegui.

En el período virreinal arribaron a este lugar los franciscanos fray Juan de San Miguel y fray Antonio de Lisboa, quienes formaron una escuela que llamaron de San Miguel, donde enseñaban el catecismo, las primeras letras del castellano, música, artes y oficios; a su vez, ellos aprendieron el idioma de los naturales. Con esto, el valle entró en una etapa de notorio florecimiento.

VALLADOLID
El núcleo de los españoles avencindados en Michoacán, solicitó a la corona española les cediera terrenos para fundar una ciudad; la reina Juana, en cédula del 27 de octubre de 1537, se los concedió, y el virrey Antonio de Mendoza, para cumplir lo ordenado por la soberana, eligió el valle de Guayangareo como sitio ideal para formar esta nueva población, con el nombre de Valladolid.

Se distribuyeron solares y el alarife Juan Ponce hizo el trazo de la nueva entidad, a la que se trasladaron sesenta familias de colonizadores, nueve frailes, y algunos indígenas; el 18 de mayo de 1541, en el lugar donde hoy se ubica la plaza Valladolid, se levantó el acta de su fundación.

Carlos I de España y V de Alemania, en el año 1545 otorgó el título de ciudad a esta reciente población de La Nueva España, y en 1553, un escudo de armas.

Las autoridades civiles de la provincia de Michoacán se trasladaron de Pátzcuaro a la ciudad de Valladolid, en el año 1580; y allí, al crearse las intendencias, se estableció la cabecera de territorio, en 1787.


El surgimiento sociocultural de esta ciudad fue muy importante, no sólo dentro de la evolución de Michoacán, sino para el desarrollo histórico del país.


CIUDAD RELIGIOSA
El gran número de templos en el centro de Morelia atestigua la religiosidad de su población en la época virreinal. Es importante indicar que las distintas funciones que tenían los templos dieron como resultado características arquitectónicas diferentes.

Antes de la fundación de la ciudad, los franciscanos establecieron en el valle de Guayangareo un convento con la finalidad de evangelizar de la población indígena del lugar.

El exconvento de San Francisco, que en la actualidad alberga la Casa de las Artesanías, tenía los componentes típicos de un convento del siglo XVI, tales como el atrio, el claustro, el templo, la capilla abierta y los huertos; el conjunto ocupaba importantes extensiones de terreno.

En el mismo caso estaban los conventos de San Agustín y de la Orden del Carmen, los cuales abarcaban varias manzanas, creando el paisaje característico de la ciudad virreinal, con grandes enclaves de conjuntos religiosos delimitados por bardas.

Los atrios, que se han convertido en plazas, cumplían con varias funciones: ahí se llevaba a cabo la misa, se realizaban procesiones religiosas, se enterraba a los difuntos y se educaba a los niños.

Los indígenas mesoamericanos tenían la costumbre de realizar sus actividades al aire libre, dentro de espacios abiertos delimitados; así el atrio funcionaba como un elemento familiar al indígena pues, durante los primeros años después de la conquista, lo identificó con su espacio sagrado.

La planta baja de los conventos masculinos contaba con espacios como la sala capitular, el refectorio y la cocina, mientras en la planta alta se ubicaban las pequeñas celdas que servían de dormitorio a los frailes.


La ciudad de Valladolid también contó con conventos femeninos.
Para la mujer virreinal, entrar a la vida del claustro era una opción que le proporcionaba una vida tranquila y le confería jerarquía social a su familia.

En algunos casos, la entrada al convento era resultado de una acción disciplinaria, en otros respondía a motivos personales como el deseo de buscar la tranquilidad al quedar viuda o de vivir una vida contemplativa.
Para tener el honor de que una hija ingresara en el convento, el padre pagaba una dote.

El convento también funcionó como escuela de niñas, donde se brindaba la educación básica, instrucción en canto y música sacra, además de los menesteres femeninos como la costura y el bordado.
Las niñas vivían en el convento, en algunos casos las recibian a condición de servir a la comunidad o a alguna monja en particular.

Las monjas de familias adineradas tenían sirvientas que vivían dentro del convento.
Se intentaba encaminar a las doncellas hacia la vida religiosa pero al término de su educación tomaban la decisión de profesar o de volver a la vida pública.

Las monjas solían oir la misa desde atrás de una reja ubicada entre el sotocoro y la nave, donde no podían ser vistas por los que acudían a la iglesia.

Algunos autores dicen que la doble portada de los templos de monjas obedece a que por una de las puertas entraban las mujeres que iban a profesar, quienes nunca más saldrían del convento.
Parece lógico considerar que la doble portada tenía la función de permitir el movimiento procesional con la entrada y salida de personas al templo, la disposición de estas iglesias generalmente es paralela a la calle, no perpendicular, para poder separar el coro y el sotocoro de la nave y aislar a las monjas.

Una vez que la mujer profesaba, la vida era de encierro, regida por los horarios de rezos y los quehaceres domésticos.
A las monjas de Puebla se les atribuyen suculentos platillos mexicanos, a las de Morelia habría que reconocer sus habilidades en la costura y el bordado. La función educativa del convento es notable en el partido arquitectónico que incluye un patio

ARQUITECTURA
Las calles de Morelia están definidas sobre todo por los paramentos continuos de sus casas, aunque a veces la majestuosidad de sus templos y palacios haga olvidar estas muestras de la arquitectura habitacional. Sin embargo, la construcción doméstica formaba la mayor parte del espacio urbano de la Valladolid virreinal y es la que actualmente le da su carácter típico a la ciudad.

Como sucede en la mayoría de las urbes americanas, una de las características típicas de Valladolid era la amplitud de sus espacios, tanto exteriores (notable en calles y plazas) como interiores.

La arquitectura doméstica estaba ordenada en manzanas que constaban de cuatro solares cada una (50 varas cuadradas era lo común).
Por lo general, las casas se desplazaban en una sola planta, dando un aspecto de horizontalidad a la ciudad que contrastaba con el carácter vertical de las poblaciones europeas contemporáneas.

La disposición arquitectónica de los espacios, en su mayoría, se organizó en torno a uno o más patios centrales o laterales. El sistema de circulaciones está compuesto por tres elementos: el zaguán, los corredores perimetrales y el patio, todos expuestos al aire libre por lo benigno del clima local.

El zaguán comunica a la calle con el patio central, separado de éste por una reja.
Como tradición, se mantiene la puerta principal abierta durante el día y los transeúntes pueden disfrutar de la vista de los coloridos patios.

Los corredores sirven para colocar sillas y sentarse a "tomar el fresco" entre las macetas de azaleas.
En cuanto a las construcciones grandes y su distribución, el zaguán se abre al patio en el eje central, aunque es más común que se abra al patio pegado al muro de colindancia, con corredores que dan vuelta hacia los otros tres lados.

En el caso de las casas más modestas la distribución es igual, sin embargo, por las reducidas dimensiones, la fachada consta de una puerta con una ventana, En las calles angostas del centro se puede observar el ritmo puerta-ventana a lo largo de cuadras enteras.

Se ubican la sala y las habitaciones de la familia alrededor del primer patio; entre este y el de atrás, se localizan el comedor, la biblioteca y usualmente la cocina, quedando ésta como espacio intermedio entre las habitaciones y las áreas de servicio.
Comúnmente tras la cocina se encontraba el huerto, el horno de adobe, las caballerizas y las habitaciones para la servidumbre. Los espacios de la casa eran dominio de las mujeres, quienes vivían dentro de sus muros, dedicadas a la crianza de sus hijos y a los quehaceres domésticos.

Una de las manzanas más íntegras en este sentido es la última cuadra de la avenida Madero, antes de llegar a la plaza de Villalongín, en la que se aprecia la horizontalidad y el proporcionamiento y ritmo de vanos.

En Valladolid, el principal material de construcción fue la cantería de tono rosado, la cual se cubría originalmente con cal apagada para protegerla. Los muros de las casas se construían de adobe o de piedra, que con frecuencia, sobrepasaban el metro.

Aunque en el siglo XVI los techos inclinados de viguería con teja eran comunes, poco o poco fueron reemplazados por un sistema constructivo que se basa en la colocación de losetas de barro horneado sobre vigas de madera, encima de la loseta se rellenaba con tepetate para colocar otra capa de ladrillo. Este tipo de estructura podía servir de entrepiso o de cubierta.

El elevado costo de mantenimiento de este tipo de casa, junto con los cambios en estilo de vida y en uso de suelo, han llevado a que un gran número de casas sea convertido en negocios ó bancos, proceso que en muchos casos lleva a la destrucción de la estructura.

LUGARES DE INTERES

EL ACUEDUCTO
De estilo barroco, consta de 253 arcos. Su construcción fue ordenada por el Obispo Fray Antonio de San Miguel en 1785, sirviendo para proveer de agua potable a la ciudad y para dar empleo a los indios.

ANTIGUA ALHONDIGA
En este inmueble de estilo barroco, construido en 1774, funcionó el depósito de trigo de la ciudad. En 1847 se acondicionó para ampliar la penitenciaría de la entidad. Actualmente constituye una prolongación del Palacio de Justicia, en donde tienen su domicilio los Juzgados Civiles de la Capital.

ANTIGUA CASA DEL DIEZMO
Edificio barroco construido por el obispado en 1750. Utilizado como oficinas y almacenes del diezmo aportado por los feligreses. Luego fue vendido y se adaptó como posada, más tarde como hotel y actualmente funciona como banco.

ANTIGUO HOSPITAL DE LOS JUANINOS
Grandioso edificio donde se conjugan los estilos barroco, ecléctico y neoclásico. Fue mandado construir, en 1685, por el Obispo Ortega y Montañez como Casa Episcopal, misma que. fue cedida a principios del siglo XVIII para establecer el Hospital de San Juan de Dios, funcionando así hasta la época de la Reforma, teniendo después varios usos, como hotel y casas comerciales.

LA CATEDRAL
Majestuoso edificio de cantera rosa, de estilo barroco tablerado. En su interior predomina, como base de la ornamentación, el orden dórico y posee retablos neoclásicos. Su construcción se inició en 1660 y concluyó en 1744. Entre los tesoros que guarda están el Manifestador de plata estilo barroco del siglo XVIII; la Pila Bautismal de plata, de estilo neoclásico, también del siglo XVIII; el Órgano Monumental, de principios de siglo y que consta de 4600 flautas o voces; la imagen del Señor de la Sacristía, realizada con la técnica prehispánica de "pasta de caña de maíz", del siglo XVI, así como valiosas pinturas localizadas en la sacristía y la sala capitular.

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P A T Z C U A R O


Pátzcuaro es una ciudad con enorme importancia dentro del desarrollo histórico de Michoacán. Su nombre significa lugar de cúes, templos indígenas. Fue centro y raíz del imperio purépecha, que se consolidó durante la época de Tariácuri.

A la muerte de este gobernante, Pátzcuaro pasó a formar parte como barrio, del reino de Tzintzuntzan (Michoacán) y se convirtió en lugar de recreo para la nobleza indígena.

Con la llegada de don Vasco de Quiroga a tierras michoacanas, en el siglo XVI , la población recobró su antigua importancia, en 1540 la designan Sede Episcopal , y en 1544 la nombran ciudad capital.

Se fundó en 1541 también, el primer colegio que tuviera el Estado: San Nicolás, para la instrucción de españoles, mestizos e indigenas.

Las familias españolas y las congregaciones religiosas que poblaron esta entidad, levantaron mansiones, iglesias y conventos, y con ellos floreció la arquitectura de la ciudad.

En los aciagos días de la lucha por la Independencia, Pátzcuaro tuvo sus baluartes en don Manuel de la Torre Lloreda y doña Gertrudis Bocanegra de Lazo de la Vega.
El primero, valeroso sacerdote insurgente que llegó a diputado constituyente del Congreso de Michoacán y notable poeta épico que cantara estas gestas; la segunda, heroina que padeció, en esta contienda, la pérdida de su marido y de su hijo, y todavía ofrendó su propia vida, por lograr la tan ansiada libertad.

Otro mártir patzcuarense de esta guerra, fue Bernardo Abarca, teniente coronel rebelde fusilado por Iturbide.

En la época de la Reforma y en la intervención estadounidense, destacó por su valor el general Manuel García Pueblita, hijo de esta ciudad.

Pátzcuaro, a través de los años, ha dado poetas, escritores, músicos, científicos y políticos, que por lo meritorio de su obra han logrado un amplio reconocimiento

LA BASILICA
Es el templo más importante de Pátzcuaro, resultado de varias reconstrucciones.
Funcionó como Sede Catedralicia hasta que ésta fue trasladada a Valladolid, hoy Morelia, en 1580.
En él se venera a la Virgen de la Salud, patrona de la población , modelada en pasta de caña de maíz y miel de orquídeas, mezcla usada en la fabricación de imágenes durante el siglo XVI.
Aquí reposan los restos mortales de don Vasco de Quiroga .


CASA DEL GIGANTE
Hermoso recinto que pertenece a particulares, conocido también como Mansión de los Condes de Menocal. Está ubicado en la parte oriente de la Plaza Vasco de Quiroga y su construcción data del siglo XVII.
Debe su nombre a una enorme escultura tallada en piedra de dos metros de altura, que se encuentra en el magnífico interior , en la parte alta.


TEMPLO DE LA COMPAÑIA
La construcción, del Siglo XVl, funcionó como catedra hasta el año de 1566 cuando se entregó a la orden de la Compañía de Jesús.
En ese mismo siglo el edificio se incendió y fue reedificado por los lugareños, bajo la dirección de los jesuitas; estos le impusieron ese sentido arquitectónico que distinguió a todas sus obras.
La torre del templo conserva una leyenda el Reloj Castigado, cuya campana nunca anuncia las doce. Cuenta la conseja que en una ocasión, en España, un reo iba a ser ajusticiado a las doce del dia; su prometida, a quien todas las autoridades habían negado el indulto para su amado, en la hora fatídica, cuando el reloj acompasadamente señalaba el final de sus románticos sueños, antes de que sonara su última y fatídica campanada, se interpuso entre el péndulo y la campana y evitó , a costa de su propia vida, que aquel a quien amaba fuera ajusticiado.
Otra versión acerca del reloj, que fue desterrado de su país de origen por órdenes de Carlos V, es que un día su tañido marcó la hora adversa de un monarca que se preparaba a combatir.

CASA DE LOS ONCE PATIOS
ANTIGUO CONVENTO DE MONJAS DOMINICAS DE SANTA CATARINA
A mediados del siglo XVIII se levantó este convento de religiosas, el único que la orden de Santo Domingo estableció en Pátzcuaro.
Guarda, en su conjunto, la armonía de la forma, y conserva un baño con portada barroca, que cifra su interés en el hecho de que estos sitios eran muy escasos en esa epoca.
Aquí se trabajan y expenden diversas artesanías de la región, de gran demanda.


Exconvento de San Agustín.
Construido en 1576, aún conserva el templo que hoy en día es utilizado como biblioteca pública, ahí se exhibe el famoso mural de Juan O´Gorman que muestra elementos claves de la historia michoacana. A un costado se construyó el teatro “Caltzontzin” sobre los vestigios del monasterio.

Templo de San Francisco.Templo de tipo ecléctico. En su interior se conserva un cristo de pasta de caña de maíz elaborado en el siglo XVI y una pintura al óleo que representa las dos figuras más importantes para esa orden. La puerta de acceso al claustro es una de más bellas obras renacentistas que existen en la ciudad.

En particular la región Pátzcuaro cuenta con poblaciones aledañas que reafirman su carácter pintoresco y folclórico, además es un importante núcleo de producción artesanal donde es posible encontrar trabajos de madera, hierro forjado, hojalata, papel maché, lacas, tejidos en lana y mantas de algodón crudo. Tales comunidades son:
Zacapu (lugar de piedras). Es considerado como el primer asiento de la raza Purépecha. Su laguna, la alberca de los espinos, formada en el cráter de un pequeño volcán y los manantiales cercanos, son dignos de admirarse. Se localiza a 61 km de Pátzcuaro.
Santa Fe de la Laguna. Ubicado a 27 kilómetros de Pátzcuaro es un pueblo purépecha que conserva su cultura y sus costumbres, de hecho, se puede contemplar por sus calles a las mujeres ataviadas con el tradicional traje indígena. Los habitantes del lugar, en su mayoría alfareros, realizan vistosas piezas artesanales con variedad de formas y colores.

Erongarícuaro.Población ubicada a 18 km. de Pátzcuaro. Existen ahí construcciones coloniales como el Exconvento Franciscano, estilo barroco del siglo XVI. Se fabrican mantas y muebles de exportación apreciados en todo el mundo.

Ihuatzio. Población localizada a 5 km de Pátzcuaro y fundada por los purépechas. Se encuentra una zona arqueológica de gran importancia, utilizada como observatorio astronómico y centro ceremonial hasta la llegada de los conquistadores.

Santa Clara del Cobre. La tradición prehispánica de trabajar el cobre martillado ha dado fama mundial a este típico poblado michoacano, donde sus nativos artífices han obtenido premios a nivel nacional por la belleza de sus trabajos. Este bello pueblo es lugar de origen del pintoresco personajes conocido como “Pito Pérez”, cuyo recuerdo flota en las viejas calles de esta típica población. Sitio obligado para el buen comprador por la gran cantidad de talleres de cobre que se localizan en el interior del pueblo y sus alrededores.

Isla de la Pacanda. Localizada a 35 minutos del muelle de Pátzcuaro, esta isla de forma circular se encuentra en el centro del lago. En su interior existe una laguna de singular belleza donde predomina el pato y la carpa.

Isla de Janitzio a 20 minutos del muelle se ubica esta preciosa isla, cuyo nombre significa “cabello de elote”. En su cima se erigió un monumento de 40 metros de altura en memoria del generalísimo Don José María Morelos y Pavón.
En el interior, en un mural está estampada la vida del héroe. La comunidad indígena que la habita ha conservado gran parte la autenticidad de las costumbres, como la velación de la noche de muertos, ceremonia en que los pescadores salen con sus redes de “mariposa” y lanchas iluminadas con veladoras encendidas.


www.michoacan.gob.mx












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